En la agricultura, nuestro peor enemigo no es el clima, sino, la falta de preparación. Hablando concretamente de las heladas de temporada, por ejemplo, los agricultores intentamos actuar cuando es demasiado tarde y ya no queda mucho por hacer. Lo cuál nos hace pensar (equivocadamente) que no tenemos muchas alternativas.
En realidad, hay muchas maneras de evitar las heladas, pero para que estas funcionen primero tenemos que aprender a monitorear las variables climáticas y detectar las condiciones anticipadamente para actuar a tiempo.
La mejor herramienta a nuestra disposición para hacer el trabajo es el mapa de aptitud agroclimática. Ya que el primer paso es identificar si nuestra parcela o unidad productiva pertenece a un micro clima.
Recordemos que una helada remueve energía de nuestra planta para llegar al punto de congelación. Lo letal es la formación de cristales de agua que rompen las paredes celulares dentro de las plantas. Por lo tanto, debemos monitorear la tendencia de las temperaturas bajas, punto de rocío, la humedad relativa y la velocidad del viento. Estas cuatro variables meteorológicas definen la probabilidad de helada según los modelos predictivos de FAO.
En caso de tener una alta probabilidad de helada, lo primero que podemos hacer es iniciar un riego. También existen un numero de insumos agrícolas para aminorar la tasa de perdida de energía y evitar la cristalización del agua en el mercado.
Para tener una visión más completa de las alternativas a su disposición para prevenir heladas, recomendamos leer estos dos documentos.
Como podemos ver, hay un basto numero de acciones preventivas y correctivas que se pueden llevar a cabo para prevenir una helada y mitigar los riesgos que representan a nuestro cultivo. Pero sin importar cuál sea, el primer paso siempre es conocer continuamente el riesgo para nuestra parcela.